Las fiestas de Navidad han
acabado hace unos días, pero la Navidad es un estado de ánimo y a mi me cuesta
muuucho salir de dicho estado. Porque disfruto, porque me gusta pasar días enteros
con mi gente, porque veo la ilusión en los ojillos de mi peque y los días son
largos y agotadores, pero muy enriquecedores.
|
El hotel Prado de las Merinas, desde su jardín. |
Me apetecía hacer mención al
lugar donde hemos pasado con tooooda mi familia la Nochebuena y la Navidad,
porque ¡ha sido una gozada! Este año, como viene siendo costumbre desde hace ya
unos cuantos, hemos pasado unos días en una casita rural.
Como ya comentaba en otro post, vivimos en diferentes sitios y cada dos años
nos juntamos en Nochebuena y Navidad para disfrutar de estar en familia, sin la
necesidad de preocuparnos de nada más que de eso, de disfrutar los unos con los
otros.
|
Jardín del hotel. |
Este año, además de encontrar un
hotel que ha cumplido con todas nuestras expectativas, hemos dado con dos
personas estupendas que han hecho que la Navidad haya sido un poquito más
mágica para todos nosotros.
Antes de que llegara el verano,
ya estaba buscando el alojamiento perfecto para acogernos a todos porque no es fácil
encontrar un lugar que pueda hospedar en esas fechas a treinta personas con edades
que van desde los tres hasta los ochenta y tantos años. En cuanto hablé
con Helena, supe que no encontraría otro mejor. El Prado de las Merinas
en Caleruega se definía como el
mejor destino para la Navidad de 2012. Poco tiempo después de hablar con ella,
recibí un mail con un presupuesto detallado (muy ajustado, la verdad,
imprescindible para los tiempos que corren), del cual nos encandiló
principalmente un comentario: "llegada de Papá
Noel con regalos para todos", ¿de verdad?,
¿se nos presentaría Papá Noel durante la noche para dejarnos algún detallito?
Reservamos con
mucha antelación pero antes de que nos diéramos cuenta y tres o cuatro mails
después, con el fin de coordinar la logística propia de un evento como el que
iba a acontecer, ya estábamos allí. Besos por aquí, por allá, gritos por
doquier, porque no nos caracterizamos por ser una familia inexpresiva y
silenciosa y ya está, asentados casi sin darnos cuenta en Prado de las Merinas.
|
Hotel visto desde el punto más alto de Caleruega. |
Las habitaciones
son espaciosas y cómodas, algo que se agradece principalmente cuando viajas con
peques. El salón para reunirnos frente a la chimenea y el árbol de Navidad
acogedor al máximo. Y centrándonos en una de las cosas más importantes de
cualquier fiesta de Navidad que se precie, la buena mesa, pues eso, buena,
buena, buenísima. Una gozada disfrutar de los platos que nos preparó René con
tanto esmero y dedicación.
El pueblo es
precioso. Nosotros aprovechamos para dar largos paseos y comprar dulces en el
Monasterio Dominico del municipio. Además, tuvimos la suerte de disfrutar de
una de las bodegas excavadas en la
ladera de una montaña y tomar un aperitivo digno de montañeros. Porque, aunque
el paseo no fue ni muy largo ni la ladera de la montaña muy escarpada, al
llegar a la bodega y empaparnos del olor del buen vino y la lumbre preparada
para preparar manjares exquisitos, pues la verdad que se nos abrió el apetito
como si hubiéramos conseguido subir al Everest. Gracias Juan y Begoña ¡por
todo!
|
De paseo. |
|
|
|
En la bodega. |
Sin embargo, si
me tengo que quedar con una sola cosa, sin duda me quedo con Helena y con René,
por hacer que la magia llenara cada uno de los rincones de su precioso hotel.
Nunca antes nos habían dejado un arbolito de Navidad, a cada uno de nosotros,
con el menú de Nochebuena impreso. Ni habían tenido la precaución de dejarnos
unos baberos tamaño XXL con el fin de que nuestras galas navideñas no
terminaran llenas de manchurrones y lamparones, ¡parece que nos conocían!
Sin embargo, el
momento mágico se produjo cuando una simpatiquísima ayudante de Papá Noel nos
visitó al finalizar la cena, tocando su campanita y acompañándonos al salón de
la chimenea donde Papá Noel había dejado regalos para todos. Mi peque todavía
grita de emoción cuando cuenta por enésima vez la historia de la ayudante de
Papá Noel.
|
Mágica visita. |
En fin, que se trata de un sitio
genial para pasar unos días navideños o ¡cualquier otro día! Muchas gracias por
todo, seguro que nos volvemos a ver pronto.